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jueves, 8 de enero de 2015

Geografía y paisaje en la literatura española e hispanoamericana.

«Realidad geográfica y literaria de Doñana»

Como bien afirma Juan Villa[1], «El paisaje es una realidad compleja donde se juntan lo objetivable y lo subjetivable.». Pero, ¿qué hay de objetivo y subjetivo en lo que a geografía y paisaje se refiere? Muchas de las respuestas que pueda tener esta cuestión se nos dieron durante los días 10 y 11 de diciembre a un grupo de asistentes al Seminario «Geografía y Paisaje en la literatura española e hispanoamericana», impartido en el Centro de Estudios Iberoamericanos Mario Benedetti (CeMaB), en la Universidad de Alicante.

A lo largo de estos dos intensos días de conferencias, se nos introdujo en el mundo geográfico y paisajístico, dando especial importancia a su influencia en las letras y cómo las interpretaciones de las mismas han llegado a nuestros días: «La geografía humana se convierte en un caudal para hacer investigaciones.», Jorge Olcina.
            

          Desde el Descubrimiento del Nuevo Mundo se da un salto fundamental de la creencia de que un nuevo territorio estaría deshabitado al conocimiento, gracias a las Crónicas de Indias, de que no era de ese modo. Desde entonces y hasta ahora, encontramos numerosos textos, empezando por los Diarios de Colón, donde el paisaje se hace presente y es protagonista de los mismos; en ocasiones, dándonos una visión maravillada.
La geografía y el paisaje es algo que siempre ha acompañado a las letras, dotándolas de una visión descriptiva. Por ejemplo, en la generación del 98, según nos cuenta Nicolás Ortega, el interés geográfico y paisajístico es algo fundamental para entender las obras que se insertan en este período literario. Se produce un acercamiento directo a la realidad geográfica que las enmarca, como podemos ver en La voluntad de Azorín, por ejemplo.
Vemos en los escritores de este período un interés por los libros de viaje, donde los escritores buscaban fuentes de información vívidas y valiosas para entender ciertos aspectos paisajísticos y geográficos. Es una actitud que incorpora el legado gineriano[2] y su Instituto de Libre Enseñanza (ILE) en los autores del 98. «Paisaje y paisanaje aparecen en todo momento estrechamente unidos.», Unamuno.
            A lo largo de todo el seminario se habló de temas varios, como los que han sido comentados a modo de introducción; pero mi interés se centró, sobre todo, en la conferencia impartida por Juan Villa y Juan Ojeda, donde el paisaje de Doñana (Huelva) se hizo presente en el CeMaB.
            El paisaje nunca debe ser entendido como fronteras o líneas que una población tiene como tal; al contrario, el paisaje es una realidad compleja donde se juntan lo objetivable y lo subjetivable, dando paso a la armonía. En la lectura del paisaje se produce una dependencia: «Doñana es a Juan Villa, lo que Juan Villa es a Doñana.», Juan Ojeda.
Las letras son algo que nos ayuda a viajar a través del tiempo y del lugar: «Del paisaje del pasado sólo nos quedan palabras. Palabras que crean mundos.», Juan Villa. Pero, ¿cómo se ha contado Doñana a lo largo del s. XX?
Hasta ese momento, Doñana no existía; sin embargo, desde que se tuvo en cuenta, se llevó a cabo una numerosa producción de literatura referida a este magnífico paraje natural, teniendo en cuenta cuatro elementos:
En el primero de ellos, vemos una Doñana como pretexto. Es la Doñana vivida, donde se lleva a cabo la vivencia personal de lo narrado. Es una Doñana tenida como referente intercambiable, donde los paisajes están al servicio de otros elementos de la narración.

En segundo lugar, existe una Doñana que es aún desconocida, donde encontramos autores que, aunque conocedores de la misma, son ajenos al lugar[3].
Barrio Reina Victoria (Huelva), también conocido como Barrio Obrero,


En tercer lugar, encontramos la Doñana que se crea sin connotaciones. Sus autores son nacidos en la zona, y viven en la periferia. Existe en ellos una intención analítica y reivindicativa de una realidad donde está inmersa la importancia de los humanos en la conformación de la Doñana actual: «Doñana es una asociación de veras.». Las metáforas literarias amplían el horizonte de la mirada geográfica. Pero, ¿qué significa hablar de pureza en Doñana? Su significado se encuentra en la paradójica pureza de lo híbrido.

Y, por último lugar, la puesta en práctica de la producción de una Doñana no estereotipada.



Además de esta conferencia, durante el congreso se impartieron numerosas ponencias: «Lecturas históricas de los paisajes mediterráneos», Armando Arberola; «La fascinación de los paisajes del Nuevo Mundo en la obra de los Cronistas de Indias: la Historia Natural y Moral de José de Acosta», Jorge Olcina; «La literatura mexicana y el paisaje, tres escritores de Jalisco», Manuel Mollá; «Geografía y paisaje en la obra de la Generación del 98», Nicolás Ortega. «Urdir paisajes. Del análisis a la producción de emociones», Juan Ojeda y Juan Villa; «Héroes de la literatura hispanoamericana: «las sierras y las montañas y las vegas y las campiñas y las tierras…».», Eva Valero; «El paisaje literario de Chapultepec: la Arcadia perdida en la ciudad de México.», Víctor Manuel Sanchís; «Paisajes para el romanticismo hispanoamericano.», Teodosio Fernández; «Alonso de Santa Cruz y su «Islario general» (ca. 1550).», Rosa Pellicer; y «De paisaje, geografía y literatura chilena; la obra de Raúl Zurita.», José Carlos Rovira.
En todas ellas la geografía y el paisaje estuvieron inmersas en las letras que acompañan, día a día, a los amantes de las mismas, dando una visión histórica, maravillosa, pero sobre todo, literaria.




[1] Nacido en Almonte (Huelva) en 1954. Ha publicado relatos, artículos de crítica literaria y arte en diversas revistas y periódicos.
[2] Acercarse al paisaje era, para Giner, acercarse al pueblo español. Su visión del paisaje es inseparable de su signo liberal y progresista.
[3] Descendientes de los ingleses que colonizaron Onuba.

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