Libro

Libro

sábado, 31 de agosto de 2013

¿Quién ha dicho que no se puede volar?

«Volar». ¡Qué palabra tan bonita! Ésa que nos hace pensar en un futuro (in)cierto. La que nos hace soñar con lo (im)posible.

Hay mucha gente que la relaciona con sueños, metas, proyectos, ilusiones. Sí, volar muchas veces, por no decir la mayoría, tiene ese significado.

Sin embargo, yo soy de esas personas que piensa en ese extraño objeto nacido hace mucho tiempo en la Antigua Arabia cuando oigo esta palabra. Sí, pienso en alfombras mágicas. En mi opinión, un muy buen medio de transporte hacia el mundo de los sueños, de las maravillas; hacia el mundo de las oportunidades.

Volemos. Sí. Volemos. Estoy preparada para nuevas aventuras que la vida me deparará, y a donde pienso acudir con la ayuda de este ancestral objeto. ¿Te apuntas?


viernes, 30 de agosto de 2013

Tem(p)or(alidad)

Tengo la certeza de que algo pasará. Pero tener la certeza no quiere decir que vaya a pasar algo (in)seguro.

Algo pasará, sí; pero, ¿quién sabe si será algo bueno o malo? Sólo podremos estar seguros cuando llegue el momento y pase de verdad; no el momento, sino ese algo. Ese algo que inquieta, que da fuerzas para seguir, para continuar en el camino ya emprendido. Ese algo que es el propio tiempo.

Sí. Estoy segura. Ese tiempo que muchos dicen que todo lo cura. Ese tiempo que otros tantos afirman que hace olvidar lo malo y recordar lo bueno. Sí. Exacto. Ese mismo tiempo al que muchos de nosotros tememos.

El tiempo que perdemos, el tiempo que invertimos, el tiempo que queremos, que amamos, que echamos de menos. El tiempo imparable. El que nos hace crecer como personas (o no). Sí, ese tiempo que pasa delante de nuestras narices como si nada. El tiempo que nos da, que nos quita...

¿De verdad pasará algo? Sí. Pasará el tiempo; ése que no suele retornar.




martes, 27 de agosto de 2013

Y... sin pensarlo, pasó. Pasó como muchas otras cosas en la vida. Pasó como el tiempo, las oportunidades, los trenes.

Pasó delante de mis ojos, delante de mi boca, de mi frente. Pasó delante de mis narices.

Pasó y yo no lo quise ver. Quizá por miedo. Quizá por desconocimiento; por insensatez; pero pasó.

Pasó al igual que ves pasar las aves revoloteando en tu jardín. Como esas pequeñas cosas a las que no les haces mucho caso, pero sabes que están ahí.

...y pasó. Quizá volverá a pasar algo parecido, o cercano; pero nunca volverá a pasar algo igual.


Victoria Eugenia Cánovas Miralles