Libro

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jueves, 19 de junio de 2014

Ben(dito)edetti

Durante todo el curso que acaba de cerrarse. he podido ser testigo de los numerosos homenajes que se le han rendido al maestro Benedetti en el quinto aniversario de su fallecimiento. 

Los congresos, seminarios y coloquios me han permitido acercarme, aún más, si cabe, a este magnífico genio de las letras.


A lo largo de estas intensas, pero gratificantes, sesiones, me he podido empapar de lo que este autor, mediante sus letras, quiso hacer llegar a los lectores, representantes en ese momento de la conciencia social.



La prodigiosidad del autor para enlazar los espacios de sus obras con los espacios de los lectores es algo notable en este maestro literario y crítico con su entorno. Las obras del autor uruguayo dejan entrever en sus versos algo de carga de su sentido del humor, ya que su crítica la hace desde el punto de vista irónico.

La vida es algo que va por épocas, por ello, siempre que se pasa alguna mala, esta misma va a volver; además, los poemas de Benedetti van acordes a la realidad que hoy día estamos viviendo, la crisis económica, social y política. Sus letras se clasifican dentro de una memoria colectiva que va regenerando su manera de pensar y de actuar. Sus versos podrán estar inmersos en un determinado contexto histórico, político y social, pero encajan a la perfección en la sociedad en la que hoy convivimos. 

Seré curioso [Fragmento]

En una exacta
foto del diario
señor ministro
del imposible

vi en pleno gozo
y en plena euforia
y en plena risa
su rostro simple

seré curioso                        
señor ministro
de qué se ríe
de qué se ríe
[...]
aquí en la calle
suceden cosas
que ni siquiera
pueden decirse                                                   

los estudiantes 
y los obreros
ponen los puntos 
sobre las íes

por eso digo
señor ministro
de qué se ríe
de qué se ríe.





La constancia de una apuesta por una poética del compromiso, defendiendo a los autores de la misma, está latente en su obra. Benedetti tiene que ver con el movimiento de la acción poética. En él se daba una armonía especial, armonía que encontraba escribiendo.

Dentro de Benedetti siempre había un cierto grado de incertidumbre que le fue aportando al exilio. Un reencuentro con el exilio humano, tan difícil de asumir como el exilio político.


Hagamos un trato [Fragmento]

Compañera
usted sabe
que puede contar
conmigo
no hasta dos
o hasta diez
sino contar
conmigo
[...]
      es tan lindo
saber que usted existe
uno se siente vivo                                             
y cuando digo esto
quiero decir contar
aunque sea hasta dos
aunque sea hasta cinco
no ya para que acuda
presurosa en mi auxilio
sino para saber
a ciencia cierta
que usted sabe que puede
contar conmigo.


Mario Benedetti.

sábado, 14 de junio de 2014

¿Qué faceta mostrar de Lope de Vega?

Hace exactamente dos días, me encontraba en la cocina de mi casa preparando la cena. Es algo habitual cuando anochece. Normalmente, suelo hablar con mis padres mientras recorro el habitáculo culinario, abriendo y cerrando la nevera. Pero esa noche, decidida a hacer algo distinto, agarré el mando y pulsé el botón de "encender". El primer canal que salió de entre ese cúmulo de luces llamado "televisión" fue la TVE. «¡Qué aburrimiento!», pensé; e inmediatamente comencé a hacer lo que ahora se conoce como "zapear".

Canal por canal, programa por programa, fui vislumbrando lo que ofrecían las diferentes cadenas. De esa manera, llegué a Antena 3, una de mis favoritas, y a partir de ese momento, «la mejor», dije. Estaban haciendo una película sobre Lope de Vega, uno de los mejores dramaturgos, por no decir mi favorito, que han tenido las letras hispanas. 


Desde ese momento, me embobé con la «caja tonta», mientras que mi madre y yo hacíamos comentarios sobre lo que veíamos y lo que queríamos observar. Esperábamos algo que se ajustase más a la vida teatral de Lope; la única vida que le dio la fama con la que ahora se le conoce. Lo demás es secundario, o pseudosecundario.
Pude comprobar con gran lástima que el largometraje no se centraba en lo que yo en un primer momento esperaba como Filóloga Hispánica: sus comedias. Sólo narraba los amores de Lope, dando una visión un tanto picante de los mismos, dejando a un lado lo que le hizo famoso [o eso es lo que a mí me dio a entender]. Esto hizo que mi atención no estuviese más de 15 minutos sobre la pantalla. Comencé a notar que mis ojos se cerraban, y con gran lástima y decepción apagué el televisor. Me fui a leer El perro del hortelano, de este mismo autor.



                  
Teodoro.      No he podido sosegar.

Tristán.        Y aun es con mucha razón; / que ha de ser tu                                  perdición / si lo llega a averiguar. / Díjete que la                          dejaras / acostar, y no quisiste.

Teodoro.        Nunca el amor se resiste.

Tristán.         Tiras, pero no reparas.

Teodoro.               Los diestros lo hacen ansí.

Tristán.           Bien sé yo que si lo fueras / el peligro conocieras.

Teodoro.          ¿Si me conoció?

                                                   Tristán.                    No y sí, / que no conoció quién eras, / y                                                                              sospecha le quedó.


El perro del hortelano, de Lope de Vega.



Mientras iba leyendo esta magnífica obra, pensaba para mis adentros que ojalá alguien diese más importancia a las letras que a los amores; aunque en la sociedad en la que vivimos, donde la cultura es saber «quién se acuesta con quién», es algo muy difícil.